Ejercicio físico en personas con cáncer
El cáncer, además de atacar al tejido u órgano en el que aparece, también tiene otros efectos como afectar al estado de ánimo, a la salud física y mental, a las relaciones sociales, etc.
Con el objetivo de contrarrestar, frenar e incluso revertir sus efectos, el ejercicio físico es una potente herramienta para lograrlo y consta de una gran evidencia científica detrás que lo demuestra.
¿Qué es el entrenamiento oncológico?
Podemos definir el entrenamiento oncológico como el conjunto de programas o protocolos de ejercicios pautados por un profesional de la salud y aplicados de forma coherente para paliar los efectos secundarios producidos por este estado patológico y sus tratamientos.

¿Cómo influye el entrenamiento oncológico y la actividad física en pacientes con cáncer?
El buen impacto del entrenamiento y actividad física en el paciente oncológico ha sido estudiado y demostrado en numerosos estudios científicos.
Uno de ellos, fue publicado en la revista Medicine & Science in Sports & Exercise, destaca los beneficios del entrenamiento de fuerza en la salud y calidad de vida de los pacientes con cáncer.
La revisión sistemática y metaanálisis encontró que el entrenamiento de fuerza es una herramienta valiosa para combatir la desnutrición y la pérdida de masa muscular en los pacientes oncológicos.
Además, el estudio destaca que el entrenamiento de fuerza puede mejorar la calidad de vida de los pacientes y reducir el riesgo de mortalidad. Si desea obtener más información sobre el tema, puede acceder al estudio completo aquí: Impacto del entrenamiento de resistencia en sobrevivientes de cáncer: una revisión sistemática y metaanálisis.
Ante esto, cabe recordar que las personas que tienen cáncer tienen un alto riesgo de desnutrirse y perder masa muscular, dos hechos que repercuten directamente en la salud, pronóstico de la enfermedad y calidad de vida.
Por esta razón, el entrenamiento es una forma de proteger la masa muscular y contribuir, junto con un tratamiento nutricional, un estado nutricional y de salud óptimos.
Además, el entrenamiento te aportará otros beneficios como mejorar la densidad mineral ósea (buena salud de tus huesos), la fuerza, la funcionalidad, la movilidad y la composición corporal.
¿Porqué debería entrenar una persona con cáncer?
Cuando una persona recibe el diagnóstico de cáncer es probable que sufra las consecuencias de la enfermedad, tenga mayor riesgo de padecer otras patologías o sufra los efectos secundarios de los tratamientos.
Se ha comprobado que aquellos pacientes que realizan ejercicio físico tienen menor probabilidad de sufrir estas consecuencias.
Algunas de estas consecuencias puede ser la astenia, fatiga, dolor, pérdida de apetito… que pueden aminorar o evitarse con una buena planificación de entrenamiento personalizada.
Sin duda, el ejercicio es una terapia de apoyo importante en el manejo integral del cáncer.
Entorno hormonal saludable
El entrenamiento de fuerza tiene una gran influencia en nuestras hormonas. Por ejemplo, se ha demostrado que entrenar fuerza favorece aumentos significativos de los niveles de hormonas, facilitando el crecimiento de masa muscular, reforzando nuestra salud mineral ósea, así como la regulación de insulina, relacionada con la óptima liberación de energía cuando es necesaria.
El ejercicio físico alivia efectos de la quimioterapia
El ejercicio físico es fundamental para reducir los efectos secundarios de la quimioterapia. Según estudios científicos, la actividad física previa a la terapia reduce de manera significativa estos efectos, siendo importante también el ejercicio durante la semana de tratamiento.
Es recomendable realizar un plan progresivo de entrenamiento después de las semanas de tratamiento para recuperar el tono muscular.
La quimioterapia puede disminuir el nivel de tolerancia al ejercicio y hacer que la persona pierda parte de su tono muscular, por lo que es importante realizar una actividad física adecuada y progresiva para recuperarse adecuadamente.
Si quieres obtener más información sobre la importancia del ejercicio durante y después del tratamiento de quimioterapia, te recomiendo visitar el siguiente artículo científico: ejercicio durante y después del tratamiento de quimioterapia.

Disminuye la ansiedad y el estrés
Al igual que para aquellas personas que no padecen cáncer, el entrenamiento es clave para la reducción de la ansiedad, el miedo y el manejo del estrés, aunque en estos pacientes su importancia cobre más relevancia aún dada la gran implicación emocional que tiene un diagnóstico de cáncer.
Según apunta la evidencia, tener un control sobre los niveles de relajación es casi tan importante como los procedimientos médicos (quimioterapia, radioterapia, cirugía, inmunoterapia, terapia hormonal…).
Tipos de entrenamiento en personas con cáncer
Como ya se ha comentado, el ejercicio debería ser pautado por un profesional de la salud titulado que tenga en cuenta los principios de entrenamiento: especificidad (enfocadas a un objetivo), individualidad (adaptadas a la persona) y sobrecarga progresiva (incrementando la carga de trabajo)
La individualidad es clave en la prescripción de ejercicios. Cada persona tiene diferentes características y necesidades, por lo que el entrenamiento debe ser adaptado a cada individuo. Esto puede incluir ajustes en la intensidad, el volumen y el tipo de ejercicio.
¿Qué tipos de ejercicio puede hacer una persona con cáncer?
El paciente oncológico puede realizar cualquier tipo de ejercicio, salvo que exista contraindicación para ello. Cada paciente se encuentra en una situación distinta y su capacidad particular le permitirá realizar unas actividades u otras. Pueden realizar entrenamiento de resistencia, de fuerza, de equilibrio/estabilización, entre otros.
Es importante destacar que la actividad física puede tener múltiples beneficios en pacientes oncológicos, tales como mejorar la función cardio pulmonar, la fuerza muscular, la flexibilidad y el equilibrio, lo cual puede resultar en una mejora de la calidad de vida y una reducción de los efectos secundarios del tratamiento.
Sin embargo, es crucial que esta actividad se adapte a las necesidades y capacidades de cada paciente, para evitar posibles riesgos o lesiones. Por lo tanto, se recomienda que la actividad física se realice bajo la supervisión de un profesional capacitado, y que se establezcan objetivos realistas y alcanzables.
Algunos puntos a tener en cuenta son:
- Pérdida mineral ósea o metástasis ósea: están contraindicadas las grandes cargas sobre los huesos (como impactos, hiperflexiones, hiperextensiones). Se deben modificar el ejercicio según las lesiones óseas, y monitorizar signos o síntomas como el dolor en los huesos.
- Linfedema: Es incierta aún la evidencia acerca del uso de compresión durante el ejercicio para prevenir o reducir los síntomas, sin embargo, sí que está recomendado el ejercicio físico y de fuerza para ello.
Asimismo, el sobrepeso y la falta de acondicionamiento físico aumentan el riesgo de padecer cáncer relacionado con el linfedema. En relación con el cáncer de mama y el linfedema, el entrenamiento progresivo y combinado con ejercicio aeróbico y de fuerza parece ser la herramienta más eficaz actualmente.
- Adulto mayor: El cáncer puede acelerar en estos pacientes los declives propios de la edad: deterioro cognitivo, neuropatías (afectación de los nervios), sarcopenia (pérdida de masa muscular), fatiga, debilidad muscular.
Integrar ejercicios que impliquen funcionalidad y acondicionamiento físico puede mejorar su capacidad de realizar las actividades de la vida diaria.
- Neuropatías periféricas: Se ven afectados los nervios: la sensibilidad, reflejos, capacidad para mover los músculos (pérdida de fuerza, masa muscular…). Se indican tanto ejercicio de estabilidad, equilibrio, y aeróbico (como caminar en la cinta), como entrenamiento de fuerza.
Se debe conocer la tolerancia al ejercicio (a través de monitores de molestia), y empezar con baja intensidad y alta frecuencia (veces por semana).

Ejercicios de fuerza en pacientes con cáncer
Los programas de rehabilitación para el cáncer suelen incluir entrenamiento de resistencia (pasear, correr, nadar…) y con mucha frecuencia dejan de lado el entrenamiento de fuerza.
Sin embargo, como hemos visto en los estudios anteriores y siempre bajo la supervisión de un profesional titulado, es efectivo para mejorar la masa muscular, la fuerza, la capacidad pulmonar y la calidad de vida.
Se ha visto que estos objetivos son alcanzados con más eficiencia a través de un entrenamiento individualizado y con la programación de suficientes series con alta intensidad. Y, como resultado de un estrés óptimo, mejorará la masa muscular, la salud ósea, el estado metabólico y el entorno hormonal.

Escrito por: Rafaela Rodriguez (CV01035)
Dietista-nutricionista, especializada en: Nutrición Oncológica, Nutrición Clínica y endocrinología y Pérdida / ganancia de peso
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